viernes, 20 de noviembre de 2009

Batalla

Te levantas ese día, y sabes que no va a ser igual que los demás.
Sabes que hay pocos días que puedan compararse con éste.
Te pasas meses, semanas, días esperándolo, y cuando llega entendes que hay que aprovecharlo, que hay que disfrutar el viaje, la previa, y el momento. Cuando finalmente esa voz conocida te llama, sabés que es hora, que llegó, que no falta más.
Si en el tiempo que no lo hiciste, juntaste tristezas, broncas, llantos, peleas, frustraciones, lo único que tenes que hacer es recordarlas por un segundo, y expulsarlas en un grito, un grito desgarrador, dejar que todo ese dolor, las marcas que queman, se vallan con esa explosión. Parado dentro de un círculo sagrado, saltando lo más alto posible, pisando sin el suelo, lo que queda por hacer, es dejarse llevar. Gritar y transpirar a la par de tantas otras almas y olvidarte de todo lo que te lastimó. Después de todo, es un momento único, que sucede cada tanto, y que debe disfrutarse porque es una forma de purgar todo recuerdo que nos lastima.

El que alguna vez haya tenido el placer de ver la banda que lo marcó para toda su vida, entenderá ésto.

Ya sea solos, últimos, primeros o después de un puertoriqueño pelotudo que tarda 2 horas, ir a ver a Catupecu, para mí es exactamente lo que dice arriba.


Cambio y fuera.

1 comentario:

  1. Definitivamente para mi tambien, es tan inexplicable, que nosé, me hace bien, tan bien qe la alegria de verlos en vivo me dura semanas, vos sabes, vos entendes, que significa, como dijiste arriba, lo que significa ver a la banda que te marco para simepre, en vivo
    chau gilastrun :D

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